Pluralismo y bien común en el Derecho Constitucional.

En el presente artículo, el profesor Pablo Nuevo analiza las consecuencias que el abandono de la doctrina del bien común tiene en el derecho constitucional, a partir del estudio de la incoporación de valores al ordenamiento jurídico que realiza la Constitución Española de 1978. Esta incorporación pa...

Deskribapen osoa

Gorde:
Xehetasun bibliografikoak
Egile nagusia: Nuevo López, Pablo
Formatua: Artikulua
Hizkuntza:Gaztelania
Argitaratua: Universidad de La Sabana: Facultad de Derecho 2004
Gaiak:
Sarrera elektronikoa:https://dialnet.unirioja.es/servlet/oaiart?codigo=2107581
Baliabidea:Díkaion: revista de actualidad jurídica, ISSN 0120-8942, Nº. 13, 2004
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Laburpena: En el presente artículo, el profesor Pablo Nuevo analiza las consecuencias que el abandono de la doctrina del bien común tiene en el derecho constitucional, a partir del estudio de la incoporación de valores al ordenamiento jurídico que realiza la Constitución Española de 1978. Esta incorporación parecería dotar de contenido material a la Constitución, que pasa a estar al servicio de la dignidad de la persona y de los valores de justicia, libertad, igualdad y pluralismo político. No obstante esta positivación de un orden axiológico, a juicio de Nuevo, el entendiminiento que el Tribunal Constitucional ha realizado del valor pluralismo contribuye a debilitar el propio Estado constitucional pues el Tribunal, de la mano del principio democrático y de la soberanía popular, ha interpretado el valor pluralismo como relativismo, negando a los valores un fundamento más allá del consenso. Entender el pluralismo como igual legitimidad de toda representación del hombre y del mundo, que funda un derecho a seguir dicha concepción en todos los aspectos de la vida social, favorece que los postulados de la Constitución sean entendidos como significantes sin significado, debiendo éste ser construido a partir del principio mayoritario, lo que conduce tanto al debilitamiento de los derechos fundamentales, como a la progresiva erosión de las condiciones sociales en que puede favorecer el Estado constitucional. Como subraya el autor, el Estado moderno vive de presupuestos que no puede crear, pero sí en todo caso destruir. De igual manera, para el profesor el constitucionalismo liberal, pluralista e individualista de nuestros tiempos, carece de herramientas conceptuales para solucionar las aporías que plantea las sociedades occidentales de nuestro tiempo, que se debaten entre el miedo al Leviatán y la inseguridad de un mundo anómico. El autor sostiene que solo con una vuelta a la ley natural es posible ordenar la vida política de manera que efectivamente se respete la dignidad de la persona.