La interpretación de la doctrina social de la Iglesia como presupuesto para construir un estado justo

En principio, la Doctrina Social de la Iglesia se desenvuelve en un ambiente de polémica y controversia, frente a tendencias extremas enmarcadas por el liberalismo, el socialismo y los totalitarismo, regímenes que en sus consecuencias más graves aniquilan al hombre, lo desposeen de sus derechos más...

Deskribapen osoa

Gorde:
Xehetasun bibliografikoak
Egile nagusia: Londoño Lázaro, María Carmelina
Formatua: Artikulua
Hizkuntza:Gaztelania
Argitaratua: Universidad de La Sabana: Facultad de Derecho 1997
Sarrera elektronikoa:https://dialnet.unirioja.es/servlet/oaiart?codigo=2133051
Baliabidea:Díkaion: revista de actualidad jurídica, ISSN 0120-8942, Nº. 1, 1997
Etiketak: Etiketa erantsi
Etiketarik gabe: Izan zaitez lehena erregistro honi etiketa jartzen
Laburpena: En principio, la Doctrina Social de la Iglesia se desenvuelve en un ambiente de polémica y controversia, frente a tendencias extremas enmarcadas por el liberalismo, el socialismo y los totalitarismo, regímenes que en sus consecuencias más graves aniquilan al hombre, lo desposeen de sus derechos más fundamentales, de un orden preestablecido, convirtiendo la sociedad en una masa pobre desprovista de protección y marcada enormemente por el pluralismo, signo del que se desprenden el conformismo, la mediocridad, la apatía y todas aquellas posturas que, partiendo de la nada, llegan al hombre y regresan a la nada... El conjunto de estas cuestiones se presenta como nuevo reto que se debe superar para sobreponer al hombre a esa situación degradante que está protagonizando; la nueva Doctrina Social cristiana tiene la misión, si bien no de proponer un único modelo a seguir, si de plantear los esquemas claves y básicos que deben sustentar el cambio que sugiere la brutal crisis. Esta nueva propuesta, siempre actual y vigente en cuanto que siempre va a estar de acuerdo con la naturaleza del hombre, está caracterizada por ser fuente de formación e instrucción, la cual pretende ante todo recordar que la dignidad de la persona no debe estar jamás subordinada a tendencias político - económicas ni mucho menos sociales, por el contrario, debe buscarse el sometimiento de los nuevos sistemas y los modernos avances tecnológicos al bienestar de la persona y a la realización de su fin último.